El Grito Sagrado
Al Negro Mario desde que era un ‘crío’ le inquietaba el “por qué” de su elección. ¿Como había finalizado allí, en medio de ese desolador escenario, rodeado de enemigos? No le costó mucho encontrar las raíces de su decisión. Siempre le gustó hacer las cosas, desde pequeño. Y para que las cosas estén ‘hechas’ tienen que estar terminadas. “¡Si no terminas la sopa, no hay postre!” Y el Negro terminaba la sopa y las cosas que tenía por terminar. Si no tienen un Fin siguen estando pendientes y si algo le irritaba y le sigue irritando al Negro, es que las cosas estén pendientes. Supone que de allí viene la decisión, por eso comenzó a caminar el mundo con la frase “Todo termina, lo bueno y lo malo”.
El Negro, entre otras cosas es fanático del fútbol, pero más que nada de los ‘finales’, pero de los felices. Por lo tanto, cuando tuvo la edad suficiente, comenzó a apreciar a los ‘finalizadores’. Además, pensó que si era cierto que “el fin justifica los medios”, cuando él finalizara bien una jugada de equipo, los medios estarían justificados.
Notó que en el fútbol, el objetivo o el fin se encontraba en el arco rival y para eso existían ciertos especialistas. Seres dotados, por sobre todas las cosas, de Paciencia. Saber que la oportunidad se presenta en algún momento y hay que estar atento para aprovecharla. Como en un día de pesca, esperando que la caña se tense.
Su responsabilidad es evitar que cada pelota que anda dando vueltas “No” finalice fuera del arco. Si logra su cometido, el equipo entero disfrutará del éxito, si en cambio no es certero, será abandonado a la deriva en su frustración.
Generalmente su hábitat natural es el área rival, y lo que logrará que se aleje de la misma es su mayor o menor capacidad técnica. Cuanto más dúctil y hábil sea, a más distancia podrá alejarse del área. Hay ciertas excepciones y puede que alejarse del territorio no signifique mayor criterio, sino mayor sacrificio o mayor debilidad por ‘el aplauso fácil’. “Mientras cumpla con sus deberes de Delantero, que se sacrifique lo que quiera”, dice en Negro, sin saber que casi no hay jugadores que puedan realizar ambas cosas. Es poco probable físicamente hablando. Además, existen relevos para cualquier jugador, menos para el delantero, por lo tanto, si se va de su lugar, nadie irá a cubrirlo.
Su sector, como dije antes, es el área y sus alrededores. Allí debe ser experto. No hay tibios: o adentro o afuera. Blanco o Negro. Ovación o Abucheo.
Como en cada posición, existen distintos tipos, de acuerdo a las características de su persona que sobresalgan. Podrían ser: Velocidad, Intuición, Definición, Fuerza, Habilidad, Cabezazo, Desmarque, Cambio de Ritmo, Instinto Asesino, Optimismo, Frialdad y Paciencia. Mucha Paciencia. De acuerdo a la manera en que combine estas características se ubicará y moverá en el campo de juego.
Pero, más allá de todo, será requerido por sus Goles. Goles son amores. Y millones.
Por eso este ‘especialista’ cotiza tan alto en el Super Mercado de Pases. No solo por sus goles, sino porque cada vez se va quedando más en soledad para convertirlos.
Décadas atrás los atacantes eran 5. Bien recordada es la Máquina de River en la década del 40’, con Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Luego, décadas después, pasaron a ser 3. En los 90’ comenzó la era de 2 delanteros. Y en la actualidad muchos equipos juegan con 1 y hasta se ha visto alguno de visitante con ninguno. “No me animo a hacer un análisis a futuro, porque me imagino cual sería el resultado” “No hace falta ser demasiado piola”, completa el Negro.
“El Llanero Solitario tenía más compañía que el Delantero en el siglo XXI”
“Cuando ya no haya más delanteros, ¿Quién va a usar el 9 en la espalda?” “Lo mejor va a ser que lo saquemos de circulación, así no lo vemos llorar en la espalda de alguien que no lo siente realmente”.
Entre los estilos de delanteros hay dos bien marcados: Los Goleadores y los Definidores. Los primeros se caracterizan por no tener gran capacidad técnica, ni demasiada velocidad. Sus armas son por sobretodo la capacidad de desmarque, la velocidad mental, y por sobretodo una virtud innata para estar “en el lugar indicado, en el momento preciso”. Algunos lo llaman ‘Intuición’, otros ‘Suerte’, pero le llamemos como le llamemos, ellos siguen encargándose de darle vida al mito. Por eso a veces los llaman “optimistas del gol”. La cuestión es que si una pelota queda ‘boyando’ en el área, probablemente un Goleador la convierta en ganancia. Roberto Fontanarrosa (otro ‘Negro’), en una nota, definió este fenómeno más o menos así: “...Todos buscan el rebote, pero la pelota siempre lo elige a él...” (Refiriéndose a Hernán Crespo en el gol de Argentina contra Costa de Marfil en el Mundial Alemania 2006).
Así de simple, el balón rebota en el área y siempre le cae al goleador, de una manera casi arbitraria. Y sus goles se convertirán a un toque, a lo sumo dos, pero rara vez el defensor tendrá posibilidades, porque cuando llegue a marcarlo, el balón ya habrá partido con destino de red. “¡...Los goleadores no la tocan, pero cuando la tocan...!” Así describe el relato popular a los mismos. Pueden pasar 85 minutos en el anonimato, sin participar del juego. Durante esos minutos el público recriminará su inoperancia y pedirán su cabeza, en una escena repetida hasta el hartazgo. Pero la mayoría sabrá que siempre hay un cartucho guardado que suele explotar cuando más se lo necesita. Luego del gol volverá a ser Ídolo con todas las letras y algún que otro hincha le pedirá perdón por no haber confiado.
Por otro lado, están los Definidores, que si bien cumplen el objetivo “Gol”, sus medios para conseguirlos son muy distintos. El definidor aventaja al goleador en manejo del balón, posiblemente en velocidad y juego asociado, pero sale perdiendo cuando de ‘intuición’ y ‘suerte’ hablamos. El definidor es austero. No tendrá situaciones de gol para ‘tirar para arriba’ como si sucede con el goleador. El definidor sabe que tendrá una, a lo sumo dos situaciones de gol, y cuando estas aparezcan deberá capitalizarlas sabiendo que quizá no haya otra. Además, tendrá que fabricarse cada ‘tanto’ con sus características individuales. Muy rara vez convertirá un gol ‘fácil’, y tendrá, en la mayoría de los casos, que eliminar al menos a un rival. Eso sí, participará mucho más en el juego.
El goleador actúa a repentización, y no le da tiempo ni a la propia pelota a entender donde está ubicada. Lo suyo son décimas de segundo. El definidor es más frío, y entiende que dentro del área hay segundos desparramados que nadie quiere utilizar. Siempre encuentra tiempo, que el resto, enceguecido, nunca descubrirá. Solo enviará el balón al fondo de la red cuando sea el momento indicado; ni antes, ni después. Para entender la diferencia entre ambos, podemos hacer una comparación: El Goleador es un Soldado con ametralladora, y el Definidor es un Francotirador. Ambos hacen blanco (quizá el goleador lo haga más veces), ambos dan en el objetivo, pero el definidor utilizará menos balas. Ambos son dos caras de la misma moneda: los delanteros o finalizadores.
Además, para agregarle dificultad, este personaje hará todo esto mientras recibe una y otra vez golpes, muchas veces arteros. Sus piernas se convertirán en una colección de cicatrices y lesiones que solo se curarán una vez que la pelota termine dentro del arco.
Los hinchas, periodistas, compañeros y los televidentes, siempre serán ‘maestros’ en el tema de definición y lo aconsejaran “¡Tocala por un costado!” “¡Te dejó todo el palo libre!” “¡Gambeteá al arquero!”, pero cuando les toque a ellos estar en la misma situación, la vista se les oscurecerá, el estómago se les hará un nudo, las piernas les temblarán, y será allí cuando decidirán cerrar los ojos, y pegarle a donde la redonda quiera ir (la mayoría de las veces a las manos de algún hincha ubicado en la tribuna cabecera), olvidando por completo sus grandes conocimientos teóricos acerca de definición.
Los hay Egoístas y Generosos. Si es egoísta se las tendrá que arreglar solo. De ser generoso, quizá arme sociedades con el otro Delantero, o con el Enganche, y ambos puedan beneficiarse mutuamente.
Entre los Goleadores destacados se encuentran: Palermo (Boca), Bazán Vera (Tristán Suárez), Hernán Crespo (Inter), Calderón (Estudiantes), Negretti (Midland), Giménez (Instituto), El Beto Yaqué (Almagro), Fuertes (Colón). Dos históricos también son emblema: Gabriel Batistuta y El Luifa Artime.
Por el lado de los Definidores: Silvera (San Lorenzo), Henry (Arsenal-Inglaterra), Salas (U de chile), Mancini (J.J. Urquiza), Figueroa (Barracas Bolivar), Palacios (Boca), Enría (Colón). Sobre ellos se destaca el Brasileño Ronaldo, con una capacidad de acierto que a veces asusta.
Hay un tercer grupo, que está compuesto por delanteros que tienen un mix de ambos estilos: Manteca Martínez (Ex Boca), Vega (Los Andes), Neuspiller (Fenix) y como no, El Chapulín Romario.
El Negro Mario vuelve en sí. Soñaba despierto. Algo le cortó el trance. Se queja: “¡Me cortaron un gol, la p.. madre!” Pensaba en el próximo gol. Como siempre, antes de algún partido inventa algún gol en su cabeza. Imagina como será el gol más lindo, que según él es el próximo, porque será el que más le haga poner la piel de gallina y que más afónico lo deje. “Sigo pensando que el gol más difícil es el que viene, porque los otros Ya están hechos”. No puede sacarse de la cabeza la imagen de esa tribuna colmada de bocas llenas de Gol, llenas de la palabra más hermosa que tiene este bello deporte.
A veces, por las noches, se despierta sobresaltado, con el eco de la frase del ‘Narigón’, “El resultado perfecto es el 0 a 0”.
La frase le queda picando, como pelota en el área y el Negro, fiel a su estilo, le da un final.
“Sea como sea, sigo prefiriendo un fútbol lleno de gritos, vacío de ceros...lo más imperfecto posible...”
Sergio Simionato
El Negro, entre otras cosas es fanático del fútbol, pero más que nada de los ‘finales’, pero de los felices. Por lo tanto, cuando tuvo la edad suficiente, comenzó a apreciar a los ‘finalizadores’. Además, pensó que si era cierto que “el fin justifica los medios”, cuando él finalizara bien una jugada de equipo, los medios estarían justificados.
Notó que en el fútbol, el objetivo o el fin se encontraba en el arco rival y para eso existían ciertos especialistas. Seres dotados, por sobre todas las cosas, de Paciencia. Saber que la oportunidad se presenta en algún momento y hay que estar atento para aprovecharla. Como en un día de pesca, esperando que la caña se tense.
Su responsabilidad es evitar que cada pelota que anda dando vueltas “No” finalice fuera del arco. Si logra su cometido, el equipo entero disfrutará del éxito, si en cambio no es certero, será abandonado a la deriva en su frustración.
Generalmente su hábitat natural es el área rival, y lo que logrará que se aleje de la misma es su mayor o menor capacidad técnica. Cuanto más dúctil y hábil sea, a más distancia podrá alejarse del área. Hay ciertas excepciones y puede que alejarse del territorio no signifique mayor criterio, sino mayor sacrificio o mayor debilidad por ‘el aplauso fácil’. “Mientras cumpla con sus deberes de Delantero, que se sacrifique lo que quiera”, dice en Negro, sin saber que casi no hay jugadores que puedan realizar ambas cosas. Es poco probable físicamente hablando. Además, existen relevos para cualquier jugador, menos para el delantero, por lo tanto, si se va de su lugar, nadie irá a cubrirlo.
Su sector, como dije antes, es el área y sus alrededores. Allí debe ser experto. No hay tibios: o adentro o afuera. Blanco o Negro. Ovación o Abucheo.
Como en cada posición, existen distintos tipos, de acuerdo a las características de su persona que sobresalgan. Podrían ser: Velocidad, Intuición, Definición, Fuerza, Habilidad, Cabezazo, Desmarque, Cambio de Ritmo, Instinto Asesino, Optimismo, Frialdad y Paciencia. Mucha Paciencia. De acuerdo a la manera en que combine estas características se ubicará y moverá en el campo de juego.
Pero, más allá de todo, será requerido por sus Goles. Goles son amores. Y millones.
Por eso este ‘especialista’ cotiza tan alto en el Super Mercado de Pases. No solo por sus goles, sino porque cada vez se va quedando más en soledad para convertirlos.
Décadas atrás los atacantes eran 5. Bien recordada es la Máquina de River en la década del 40’, con Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Luego, décadas después, pasaron a ser 3. En los 90’ comenzó la era de 2 delanteros. Y en la actualidad muchos equipos juegan con 1 y hasta se ha visto alguno de visitante con ninguno. “No me animo a hacer un análisis a futuro, porque me imagino cual sería el resultado” “No hace falta ser demasiado piola”, completa el Negro.
“El Llanero Solitario tenía más compañía que el Delantero en el siglo XXI”
“Cuando ya no haya más delanteros, ¿Quién va a usar el 9 en la espalda?” “Lo mejor va a ser que lo saquemos de circulación, así no lo vemos llorar en la espalda de alguien que no lo siente realmente”.
Entre los estilos de delanteros hay dos bien marcados: Los Goleadores y los Definidores. Los primeros se caracterizan por no tener gran capacidad técnica, ni demasiada velocidad. Sus armas son por sobretodo la capacidad de desmarque, la velocidad mental, y por sobretodo una virtud innata para estar “en el lugar indicado, en el momento preciso”. Algunos lo llaman ‘Intuición’, otros ‘Suerte’, pero le llamemos como le llamemos, ellos siguen encargándose de darle vida al mito. Por eso a veces los llaman “optimistas del gol”. La cuestión es que si una pelota queda ‘boyando’ en el área, probablemente un Goleador la convierta en ganancia. Roberto Fontanarrosa (otro ‘Negro’), en una nota, definió este fenómeno más o menos así: “...Todos buscan el rebote, pero la pelota siempre lo elige a él...” (Refiriéndose a Hernán Crespo en el gol de Argentina contra Costa de Marfil en el Mundial Alemania 2006).
Así de simple, el balón rebota en el área y siempre le cae al goleador, de una manera casi arbitraria. Y sus goles se convertirán a un toque, a lo sumo dos, pero rara vez el defensor tendrá posibilidades, porque cuando llegue a marcarlo, el balón ya habrá partido con destino de red. “¡...Los goleadores no la tocan, pero cuando la tocan...!” Así describe el relato popular a los mismos. Pueden pasar 85 minutos en el anonimato, sin participar del juego. Durante esos minutos el público recriminará su inoperancia y pedirán su cabeza, en una escena repetida hasta el hartazgo. Pero la mayoría sabrá que siempre hay un cartucho guardado que suele explotar cuando más se lo necesita. Luego del gol volverá a ser Ídolo con todas las letras y algún que otro hincha le pedirá perdón por no haber confiado.
Por otro lado, están los Definidores, que si bien cumplen el objetivo “Gol”, sus medios para conseguirlos son muy distintos. El definidor aventaja al goleador en manejo del balón, posiblemente en velocidad y juego asociado, pero sale perdiendo cuando de ‘intuición’ y ‘suerte’ hablamos. El definidor es austero. No tendrá situaciones de gol para ‘tirar para arriba’ como si sucede con el goleador. El definidor sabe que tendrá una, a lo sumo dos situaciones de gol, y cuando estas aparezcan deberá capitalizarlas sabiendo que quizá no haya otra. Además, tendrá que fabricarse cada ‘tanto’ con sus características individuales. Muy rara vez convertirá un gol ‘fácil’, y tendrá, en la mayoría de los casos, que eliminar al menos a un rival. Eso sí, participará mucho más en el juego.
El goleador actúa a repentización, y no le da tiempo ni a la propia pelota a entender donde está ubicada. Lo suyo son décimas de segundo. El definidor es más frío, y entiende que dentro del área hay segundos desparramados que nadie quiere utilizar. Siempre encuentra tiempo, que el resto, enceguecido, nunca descubrirá. Solo enviará el balón al fondo de la red cuando sea el momento indicado; ni antes, ni después. Para entender la diferencia entre ambos, podemos hacer una comparación: El Goleador es un Soldado con ametralladora, y el Definidor es un Francotirador. Ambos hacen blanco (quizá el goleador lo haga más veces), ambos dan en el objetivo, pero el definidor utilizará menos balas. Ambos son dos caras de la misma moneda: los delanteros o finalizadores.
Además, para agregarle dificultad, este personaje hará todo esto mientras recibe una y otra vez golpes, muchas veces arteros. Sus piernas se convertirán en una colección de cicatrices y lesiones que solo se curarán una vez que la pelota termine dentro del arco.
Los hinchas, periodistas, compañeros y los televidentes, siempre serán ‘maestros’ en el tema de definición y lo aconsejaran “¡Tocala por un costado!” “¡Te dejó todo el palo libre!” “¡Gambeteá al arquero!”, pero cuando les toque a ellos estar en la misma situación, la vista se les oscurecerá, el estómago se les hará un nudo, las piernas les temblarán, y será allí cuando decidirán cerrar los ojos, y pegarle a donde la redonda quiera ir (la mayoría de las veces a las manos de algún hincha ubicado en la tribuna cabecera), olvidando por completo sus grandes conocimientos teóricos acerca de definición.
Los hay Egoístas y Generosos. Si es egoísta se las tendrá que arreglar solo. De ser generoso, quizá arme sociedades con el otro Delantero, o con el Enganche, y ambos puedan beneficiarse mutuamente.
Entre los Goleadores destacados se encuentran: Palermo (Boca), Bazán Vera (Tristán Suárez), Hernán Crespo (Inter), Calderón (Estudiantes), Negretti (Midland), Giménez (Instituto), El Beto Yaqué (Almagro), Fuertes (Colón). Dos históricos también son emblema: Gabriel Batistuta y El Luifa Artime.
Por el lado de los Definidores: Silvera (San Lorenzo), Henry (Arsenal-Inglaterra), Salas (U de chile), Mancini (J.J. Urquiza), Figueroa (Barracas Bolivar), Palacios (Boca), Enría (Colón). Sobre ellos se destaca el Brasileño Ronaldo, con una capacidad de acierto que a veces asusta.
Hay un tercer grupo, que está compuesto por delanteros que tienen un mix de ambos estilos: Manteca Martínez (Ex Boca), Vega (Los Andes), Neuspiller (Fenix) y como no, El Chapulín Romario.
El Negro Mario vuelve en sí. Soñaba despierto. Algo le cortó el trance. Se queja: “¡Me cortaron un gol, la p.. madre!” Pensaba en el próximo gol. Como siempre, antes de algún partido inventa algún gol en su cabeza. Imagina como será el gol más lindo, que según él es el próximo, porque será el que más le haga poner la piel de gallina y que más afónico lo deje. “Sigo pensando que el gol más difícil es el que viene, porque los otros Ya están hechos”. No puede sacarse de la cabeza la imagen de esa tribuna colmada de bocas llenas de Gol, llenas de la palabra más hermosa que tiene este bello deporte.
A veces, por las noches, se despierta sobresaltado, con el eco de la frase del ‘Narigón’, “El resultado perfecto es el 0 a 0”.
La frase le queda picando, como pelota en el área y el Negro, fiel a su estilo, le da un final.
“Sea como sea, sigo prefiriendo un fútbol lleno de gritos, vacío de ceros...lo más imperfecto posible...”
Sergio Simionato
2 Comments:
COINCIDO CON VOS SERGINHO,PREFIERO UN FUTBOL TOTALMENTE IMPERFECTO PERO QUE TENGA LO MAS LINDO EN EL FUTBOL.
EXCELENTE TUS NOTAS QUE VAN PASANDO POR TODOS LOS TEMAS
EL PELA
Buenisima la nota. Es más, excelente!!!
La tenía que escribir un hincha de Defensores, obvio.
Un abrazo grande.
Marcelo Fernández
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