Hombre sin Sombra
El gesto de su cara es una mueca. No sabe sonreír. O no quiere. “Si sonrío me desconcentro y si me desconcentro lo lamentamos todos”. Vive en estado de alerta. Por eso su mandíbula parece trabada.
“La verdad que me gustaría reírme un rato” dice Alejandro “Doberman” Carrizo, que según cuenta fue criado por una jauría, aunque sus más cercanos desmienten la versión aludiendo que de vez en cuando ‘inventa’ historias. De aquel mito, del que no hay testigos, proviene su apodo.
Desde chico se lo entrenó como perro de presa e indifectiblemente estaba signado por esa posición en la cancha.
Él, se nota desde lejos, es Stopper. No hace falta aclararlo y suena a redundancia. Su cuerpo se ve maltratado de tantas batallas. Se siente discriminado, nadie se le acerca. “Es que jugar de Stopper da mala fama” comenta ya acostumbrado a ser degradado.
Ser Stopper es mimetizarse. No puede anticipar ninguno de sus pasos, ya que haga lo que haga, no derivará de una decisión propia, sino de imitar los movimientos de otro u otros. Ni él mismo sabe que hará en el próximo segundo. Solo se limitará a perseguir a su “presa” o “marca”. Su actuación se analizará por descarte: Si su ‘marcado’ tuvo una buena actuación, el Stopper habrá tenido una mala jornada y viceversa. Así como la profecía marcaba la llegada del Anti-Cristo de la mano de su triple 6, el Stopper, con el 6 en la espalda se presenta en el césped como el Anti-Gol. La juega de villano.
Debe ser una sombra, sin despegarse un metro de la presa. Si se ‘duerme’ un instante posiblemente lo lamente el resto del partido, por eso suele estar con los sentidos exaltados. Sus armas más importantes serán el cabezazo, el anticipo, un espíritu incansable, orden, atención y... mucha atención. Su cuello deberá ser fuerte, ya que se cansará de cabecear pelotazos lanzados por los arqueros rivales, y centros ejecutados por wings y carrileros. Su cabeza recibirá tantos pelotazos como un boxeador golpes.
Generalmente jugará con el cuerpo y la cabeza a mayor temperatura que el resto de sus compañeros.
Hay Stoppers que apelan a sus condiciones físicas, futbolísticas y técnicas, pero otros juegan por fuera de los límites permitidos. Entonces entrarían dentro del grupo que necesita de la complicidad de los jueces del encuentro para llevar a cabo su malvado plan. Este tipo de Stopper buscará ‘domesticar’ a su perseguido a fuerza de golpes, insultos y agresiones, desde el minuto cero. Susurrará palabras al oído y seguirá a su pareja hasta ‘debajo de la cama’, a manera de cortejo amoroso, pero con mucha menos sutileza. Eso sí, convertirán decenas de faltas y jugarán limitados por las tarjetas la mayoría de los casos. Ejemplos abundan: Oscar Ruggeri, Morquio (Aldosivi), Materazzi (Italia), Romero (Lanus), Méndez (San Lorenzo), Galván (Banfield), Barsottini (Platense).
Del otro lado, más allá que esa posición lleve a convertir faltas, pero sin hacer de ellas una método ‘único’, se encuentra el grupo de Stopper que ‘extirpan’ el balón de su marca. Rápidos de piernas y de reflejos, clausuran la saga central y alivianan el trabajo del líbero y arquero. Ejemplos: Passarella (El Kaiser), Milito (Zaragoza), Tuzzio (River), Abraham (Independiente), Virardi (Temperley), Pelegrino (Alavés), Diego Crosa (Racing).
“En esta posición tuve muchas alegrías, pero también varios disgustos”, vuelve Carrizo. Aunque cuando apagamos el grabador relaja su postura y nos cuenta una confidencia. “El golpe más duro no fue dentro de un campo sino fuera de éste”. Recuerda el día que escuchó al Dr. Bilardo diciendo “Si un jugador es rubio, de ojos celestes y tiene todos los dientes, no puede jugar de Stopper”. Desde entonces lidia con su persona, buscando un cambio de look hacia algo más desalineado. Quiere sentirse BIEN Stopper.
Alejandro “Doberman” Carrizo no confía en nadie, y mucho menos en su sombra.
Le da la sensación de estar marcado...como si tuviera un Stopper en la espalda...
Sergio Simionato.
“La verdad que me gustaría reírme un rato” dice Alejandro “Doberman” Carrizo, que según cuenta fue criado por una jauría, aunque sus más cercanos desmienten la versión aludiendo que de vez en cuando ‘inventa’ historias. De aquel mito, del que no hay testigos, proviene su apodo.
Desde chico se lo entrenó como perro de presa e indifectiblemente estaba signado por esa posición en la cancha.
Él, se nota desde lejos, es Stopper. No hace falta aclararlo y suena a redundancia. Su cuerpo se ve maltratado de tantas batallas. Se siente discriminado, nadie se le acerca. “Es que jugar de Stopper da mala fama” comenta ya acostumbrado a ser degradado.
Ser Stopper es mimetizarse. No puede anticipar ninguno de sus pasos, ya que haga lo que haga, no derivará de una decisión propia, sino de imitar los movimientos de otro u otros. Ni él mismo sabe que hará en el próximo segundo. Solo se limitará a perseguir a su “presa” o “marca”. Su actuación se analizará por descarte: Si su ‘marcado’ tuvo una buena actuación, el Stopper habrá tenido una mala jornada y viceversa. Así como la profecía marcaba la llegada del Anti-Cristo de la mano de su triple 6, el Stopper, con el 6 en la espalda se presenta en el césped como el Anti-Gol. La juega de villano.
Debe ser una sombra, sin despegarse un metro de la presa. Si se ‘duerme’ un instante posiblemente lo lamente el resto del partido, por eso suele estar con los sentidos exaltados. Sus armas más importantes serán el cabezazo, el anticipo, un espíritu incansable, orden, atención y... mucha atención. Su cuello deberá ser fuerte, ya que se cansará de cabecear pelotazos lanzados por los arqueros rivales, y centros ejecutados por wings y carrileros. Su cabeza recibirá tantos pelotazos como un boxeador golpes.
Generalmente jugará con el cuerpo y la cabeza a mayor temperatura que el resto de sus compañeros.
Hay Stoppers que apelan a sus condiciones físicas, futbolísticas y técnicas, pero otros juegan por fuera de los límites permitidos. Entonces entrarían dentro del grupo que necesita de la complicidad de los jueces del encuentro para llevar a cabo su malvado plan. Este tipo de Stopper buscará ‘domesticar’ a su perseguido a fuerza de golpes, insultos y agresiones, desde el minuto cero. Susurrará palabras al oído y seguirá a su pareja hasta ‘debajo de la cama’, a manera de cortejo amoroso, pero con mucha menos sutileza. Eso sí, convertirán decenas de faltas y jugarán limitados por las tarjetas la mayoría de los casos. Ejemplos abundan: Oscar Ruggeri, Morquio (Aldosivi), Materazzi (Italia), Romero (Lanus), Méndez (San Lorenzo), Galván (Banfield), Barsottini (Platense).
Del otro lado, más allá que esa posición lleve a convertir faltas, pero sin hacer de ellas una método ‘único’, se encuentra el grupo de Stopper que ‘extirpan’ el balón de su marca. Rápidos de piernas y de reflejos, clausuran la saga central y alivianan el trabajo del líbero y arquero. Ejemplos: Passarella (El Kaiser), Milito (Zaragoza), Tuzzio (River), Abraham (Independiente), Virardi (Temperley), Pelegrino (Alavés), Diego Crosa (Racing).
“En esta posición tuve muchas alegrías, pero también varios disgustos”, vuelve Carrizo. Aunque cuando apagamos el grabador relaja su postura y nos cuenta una confidencia. “El golpe más duro no fue dentro de un campo sino fuera de éste”. Recuerda el día que escuchó al Dr. Bilardo diciendo “Si un jugador es rubio, de ojos celestes y tiene todos los dientes, no puede jugar de Stopper”. Desde entonces lidia con su persona, buscando un cambio de look hacia algo más desalineado. Quiere sentirse BIEN Stopper.
Alejandro “Doberman” Carrizo no confía en nadie, y mucho menos en su sombra.
Le da la sensación de estar marcado...como si tuviera un Stopper en la espalda...
Sergio Simionato.
4 Comments:
Excelente la nota Serginho.
Seguramente muchos defensores nos sentimos identificados con tus palabras, es muy cierto lo que escribis, y tambien que hay "dos tipos" de stoppers, los que salen a la cancha con un hacha y los que proponen otros recursos (con toda la modestia, haceme acordar que cuando te vea te cuente una anécdota al respecto).
Sucede a veces eso que el equipo juega bien y gana, pero el hecho que el delantero mas adelantado del rival haga un gol te deja un cierto sabor amargo.
Por suerte vos jugas para Namber y no te tenemos que enfrentar, salvo en los entrenamientos donde si no estamos 100 % nos quedan pocas chances de intentar neutralizarte.
Finalmente, podes aportar mas datos de Alejandro “Doberman” Carrizo.
Saludos
tano
EXCELENTE NOTA SERGINHO.
Muchas gracias por el tiempo invertido.
Me sentí muy identificado en varios párrafos
Igualmente no me siento tu enemigo, sólo te "extirpo" la pelota un rato para q juegues menos, jejejeje
Abrazo grande
CUCHU
Coincido con el Tano, brillante nota!
Lo bueno de tus notas es el análisis de los jugadores
y puestos que hacés desde la perspectiva de un
delantero...diferente de la del tano (defensor
profesional) o mío (defensor ocasional), nosotros el
mundo futbolístico siempre lo vimos desde un ángulo
'defensivo', spielberg decía que si vos describís una
escena, la clave está en donde ponés el lente, arriba,
al costado, etc para que le mensaje tenga el efecto
que vos le querés dar, una sutil manera de decir que
la vida es subjetividad pura,todo depende de cómo y
desde dónde se mire...
Como siempre me siento identificado con los defensores,en su momento con el nro 4 y ahora mas con el stopper.Lo unico que no coincido en mi personalidad dentro y fuera de la cancha,que es otra,quizas sea la excepcion que confirme la regla.
Un abrazo y te felicito
EL PELA
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