viernes, noviembre 10, 2006

Condenado sin juicio previo



El director técnico de Boca se encuentra en una senda cuyos caminos se bifurcan pero que indefectiblemente conducen a un mismo destino.

En el caso de que Boca no salga campeón, voces desde distintos ámbitos lo atacarán acusándolo de lírico y criticándolo por haber intentado introducir variantes en un equipo que ganaba todo.

La otra posibilidad es que Boca vuelva a salir campeón. Pero en este caso, nadie hablará del “equipo de Lavolpe”. Por el contrario, sostendrán que el equipo salió campeón por la inercia del “maravilloso” conjunto ideado por Alfio Basile. O también resaltarán como único hito de este campeonato, el vergonzoso “segundo tiempo” del partido con Gimnasia.

Los ataques al nuevo técnico de Boca, comenzaron desde el primer partido. Ricardo Lavolpe no formaba parte de este mundillo del fútbol local cada vez más despreciable, por lo que todos alzaron sus voces críticas ante cualquier decisión del técnico.

Seguramente, muchos hubieran preferido que el nuevo técnico de Boca sea uno de los tantos lobbystas que recorren los canales de televisión (y que no dejan de fracasar): Ruggeri, el “Profe” Córdoba o el ex convicto Veira.

Sin lugar a dudas, hacerse cargo de un equipo que parecía invencible, no era una tarea fácil; pero hacerlo rodeado de una banda de cuervos sobrevolando la carroña, deja a las claras que nuestro fútbol está plagado de ciertos intereses que cada día lo alejan más de una apasionante justa deportiva.
Nicolás Quinteros